Apoyo la mano en la pared lateral del escudo
para saber cuándo deja de estar ahí, y mientras tanto espero a que la lluvia de
hielo termine.
Una vez amaina la lluvia de hielo, el muro
desaparece, al tiempo que el dragón desciende directamente hacia mí con su
fraccionado movimiento. Comienzo a correr para esquivarle, pero continúa
siguiéndome.
Me giro, dispuesta a pelear si es lo que
quiere, para ver cómo una enorme bola de fuego atraviesa la cola del dragón,
mutilándole, y provocándole tal dolor que grita con fuerza, consiguiendo
tumbarme nuevamente sólo con su voz.
Estoy alegrándome porque le hemos mutilado,
cuando veo que la cola se vuelve agua en el suelo, se levanta y se vuelve a unir
al dragón. A pesar de que me levanto, soy incapaz de pensar con claridad. Mi
mente está invadida por una ira creciente a los creadores de este juego.
Una ira que voy a descargar contra este
dragón.
Grito, igual que grita él, y para mi sorpresa
echa el rostro hacia atrás. Me mira casi con sorpresa en los ojos, como si no
esperase eso, como si no esperase que me comportara como él.
Las bestias con bestias se entienden.
Así pues, corro directa hacia su cuerpo. Abre
sus fauces y las baja directamente hacia mí. Y yo me quedo quieta. Espero a
estar dentro de su boca helada, espero al momento justo en que esté a punto de
cerrarla, y entonces hundo mi hacha en su lengua, en sus dientes, en sus
huesos, en su piel una, otra y otra vez.
Pedazos de hielo van saltando en el proceso,
pero al final consigo mutilar parte de su boca, y cuando por fin estoy fuera de
su caviddad, descubro que Hunger está cogiendo todo el hielo que se desprende
del dragón para que él no lo pueda volver a utilizar.
Antes de que vuelva a alzar la cabeza, me
agarro a un saliente y escalo. Él se mueve, pero no me importa. Me agarro hasta
que consigo llegar a la nuca, de donde saco mi espada. Luego desciendo a la
parte baja de su espalda para pasar a su pata, donde entre tambaleo y tambaleo
voy cortando.
Este dragón no va a sobrevivir a mí.
Pero entonces, en un escaso segundo, la cola
del dragón se hunde en mi estómago, atravesando la armadura y todo mi torso.
Escupo un borbotón de sangre justo cuando el ser saca su cola a toda velocidad,
tirándome al suelo.
Duele, duele muchísimo, pero soy incapaz de
gritar. Mi vista se nubla y la barra de vida desciende a una velocidad
demasiado rápida. Mis sentidos dejan de funcionar correctamente. Siento que
vuelo, para después sentir de nuevo el suelo. Siento que me trasladan de sitio.
Veo a alguien a mi lado, también. Alguien tumbado.
Al otro lado, un ser azulado trata de darme de
beber algo. Me incorpora. Veo entonces un hombre, de pie, con sus brazos
estirados. Frunzo el ceño. ¿Moses?
Y después, gritos. Muchos gritos que suenan de
lejos. Entonces, una gran luz. Los gritos cesan y la luz está encima de mí,
resplandeciente, blanca. Tan brillante como el sol.
Lentamente comienzo a recuperarme. Siento
calor en el estómago, un calor agradable. Calor de sanación.
Mis sentidos vuelven a mí. La que me tiene
incorporada es Blasphemy, transformada en un ser de agua. A mi lado, un brazo
de Hunger se regenera como por arte de magia ante mis ojos. Frente a mí, Moses,
tocando su escudo. Detrás de este, el dragón, arañando el escudo con sus
afilados cuernos.
Y arriba, la gran luz, Plague. Plague con el
pecho hinchado, los brazos y las piernas estirados, y la cabeza hacia atrás.
Gritando. Esforzándose al máximo para sanarnos a todos.
Consigo levantarme y Blasphemy me tiende una
poción. Me la tomo y le pido otra que le doy a Hunger, que se levanta en cuanto
cae en la cuenta de que la de arriba es Plague. Mira con sus ojos de león,
expectante, temiendo algo. Nuevamente esa luz en sus ojos. Esa luz que no
entiendo.
Entonces, Plague se apaga de pronto. Dejamos
de estar iluminados por ese segundo sol, que queda reducido a nuestra hada, la
cual cae hacia el suelo.
- Blasphemy – dice Hunger, y su voz parece
traerme completamente a la realidad – Querías saber por qué me hice hombre-león,
¿verdad? – esboza una media sonrisa y dice – Fue para poder hacer cosas como éstas.
De pronto echa a correr tan rápido que me
sorprende. Corre hacia un lado y salta, apoya sus patas traseras en la nada, en
el escudo, y tras caminar hacia arriba dos o tres pasos, se impulsa, se estira
todo lo que puede, y en el vuelo atrapa a Plague.
Cae sobre su espalda, evitando que el hada
choque contra el suelo, haciéndolo él por ella en su lugar, recibiendo todo el
daño.
- Tonta – dice Blasphemy – No debería haber hecho
eso. Nos ha sanado a todos, pero ella está inconsciente, y Moses está
recibiendo muchos golpes.
Dice esto rabiosa, pero en realidad hay
admiración en su rostro.
- ¡Moses! – grito, y estoy a punto de decirle
que elimine el escudo cuando el dragón desaparece ante mis ojos.
Pasa de estar a no estar detrás del escudo. Un
ser enorme de hielo que desaparece porque quiere.
Pero al fijarme, me doy cuenta que sigue ahí.
Se forman rápidamente unas nubes, una niebla extraña, un vapor… y entiendo que
es el dragón en otro estado más del agua: estado gaseoso.
Aprieto los dientes, cansada de todo esto,
cansada de que jueguen conmigo en vez de jugar yo, que es lo que debería ser; y
corro hasta Moses.
- ¡Retira el escudo! – le digo.
- No – me responde – Con el dragón así, en este
estado, tú no puedes hacer nada.
- La pregunta es quién puede hacer algo – dice
entonces Blasphemy, consiguiendo así que retenga un improperio que iba a ir
dirigido al escudero.
- Yo – responde él, y veo que frunce el ceño,
como aguantando dolor.
Miro a la niebla de nuevo y descubro que la
recorren chispas y rayos que atacan al escudo. Es una tormenta. El dragón se ha
transformado en una tormenta, y está haciendo daño a Moses, que sigue
aguantando el escudo para protegernos a todos.
- Voy a rodear al dragón con un escudo que
desprende electricidad – dice Moses, y luego añade – No sé cuánto tiempo podré
mantenerlo.
- Si tienes que arriesgar tu vida para matar al
dragón y… - comienza a decir Blasphemy.
- No es mi vida. Es mi personaje. Y ya es tarde
para echarse atrás – interrumpe el protector, y le veo tragar saliva.
Un gran estruendo aparta mi mirada de él para
mirar a la tormenta que nos rodea. Estiro la mano para comprobar que ya no
existe un escudo, pero sigo avanzando y descubro otro. Éste rodea a la
tormenta, por lo que es largo y achatado. Consigo verlo forzando un poco la
vista.
Entonces un pequeño calambre me obliga a
apartar la mano. Observo cómo un enorme rayo surge de donde estaba tocando y
recorre toda la tormenta. Y así con unos cincuenta rayos más a lo largo de todo
el escudo. Me giro para ver una tormenta luchando con otra.
Miro a Moses. Tiene los ojos cerrados,
apretando los párpados con fuerza. Blasphemy intenta que beba una poción, pero
derrama casi todo el líquido.
Le oigo gemir de dolor, conteniendo gritos, y
entonces me alejo de su lado. Corro hacia Hunger, que sigue teniendo a Plague
en sus brazos.
- Dime que está consciente – le digo, pero el
león niega con la cabeza.
Me giro hacia Moses para verle caer sobre sus
propias rodillas. Corro hacia él, y deseo poder ayudarle, mas lo único que
consigo hacer es sentarme a su lado.
Agarro su muñeca, intentando darle fuerzas
como puedo, ya que me temo lo peor. Él, por su parte, jadea, contiene gritos,
aprieta sus dientes. Veo que sangra por la nariz, que los músculos de sus
brazos están sumamente tensos, y que se le marcan las venas del cuello.
Estoy a punto de pedirle que pare, cuando abre
los ojos y me dedica una mirada intensa durante apenas un segundo. Después,
desfallece. Le agarro para que no se golpee contra el suelo.
- Blasphemy, dale algo – digo, y mi voz
tiembla.
Ella, sin embargo, agarra la muñeca del
escudero y toma su pulso. Tras unos segundos, cierra los ojos y gira la cabeza.
- Ha muerto – anuncia.
Y yo no puedo hacer otra cosa a parte de apretar los puños.
......................................
Bueno, antes de nada, siento haber tardado en publicar. Ha sido por el mismo motivo que la última vez: escribir este capítulo me ha costado mucho.
Y sí, lo digo en pasado porque ya lo he terminado. Este no es el final del capítulo, por si os lo preguntábais, es otro, así que todavía nos queda lucha contra el dragón.
Por otra parte, capítulo intenso por la batalla, con momentos épicos por parte de Plague, Hunger y Moses, pero triste por la muerte de este último. Sin embargo, yo no escribo nada porque sí, todo tiene su motivo.
La muerte de Moses tiene el suyo también, ya veréis qué es.
Ah, y siento no publicar imagen, pero no consigo dibujar ni encontrar nada decente -_-
Por otra parte, para compensar la tardanza, tenéis en mi blog los dos prólogos de mi siguiente novela, la cual ya he empezado a escribir. Y sí, son dos prólogos, ya veréis por qué. Para leerlos, CLICK AQUÍ.
Mmmmm... ¡ah! Agradecer a Pao D'Cid y Sara Menéndez sus comentarios, su paciencia y el que me lean :D Sois estupendas :3
Bueno, no sé si me queda algo más que añadir a parte de una nueva disculpa. En serio, siento tardar.
Lo bueno es que ya tengo escrito el resto del capítulo así que dudo que me vuelva a retrasar.
¡Estoy a tres capítulos de acabar la novela!
No me lo puedo creer.
Espero que os guste el final cuando llegue, pero de momento, disfrutemos todos de esta recta final.
¡Os quiero mucho y gracias por todo a todos!
Nos leemos el miércoles que viene sin falta.
¡Besotes!
Ganadores de los concursos:
Primer concurso: Let's be freaks, por Pao D'Cid.
Segundo concurso: Labios de Tinta, por Road Kamelot.
Tercer concurso: Diario idiota de una fugitiva de pega, por Abby Gall Kelevra.
¡AHHHH! ¡MISORA! ¡AYYYY! "-Ha muerto.-anuncia." ¡AYYYYYYYYYYY! Dios mío, casi que lloro, y si no lloré es porque mi familia está enfrente TT.TT ¡Cuántos personajes he visto morir! Se sintió como un golpe al estómago, literalmente, se me fue el aliento. ¡NOOOOOOO! Menos mal, MENOS MAL que es sólo la muerte de Moses el de El Juego y no Moisés de la vida real D:
ResponderEliminarAmé el capítulo, y ahora odio a los creadores del Juego-tal como War. ¡Uagh, me dan ganas de darles de tomatazos! xD Jaja, en fin... fue un capítulo épico, aunque acabas de romperme el corazón D: Tal como Stephen King, Stephenie Meyer, y un montón de escritores épicos más ._.
No hay problema con la tardanza :D ¡Ya mismo me leo los prólogos!
-Pao
Por cierto,¡un misterio menos! :D ¡Ahora sabemos el porqué de Hunger!
Eliminar-Pao
Tenías que mantener ahí la compostura, el orgullo, con tu familia xD Y aish, siento haberte herido, pero debía hacerlo. La verdad, también fue doloroso para mí, y con esto quiero decir que aunque gracias a estudiar literatura española pude aprender lo que uno de los autores decía sobre los personajes (que deben ser manipulados por el autor, sin temor a dañarles) y esto me parece correcto, sigue siendo un tanto "molesto" o "difícil" matar o siquiera herir a uno de ellos.
EliminarPero bueno, siempre estarán vivos en mi mente, y también en la mente de quien los conoce, y eso quiere decir que Moses estará vivo en la tuya (QUÉ BONITO XD)
Y lol, si les odias ahora, luego les odiarás más... hala, lo que te he dicho... :OOO
En realidad, no te desvelo nada xD Aunque te confieso que verles cubiertos de tomate sería muy divertido xD
Y sinceramente, creo que si consigo hacer sentir algo al lector, mi trabajo aquí está cumplido.
En fin, ¡muchas gracias por tu comentario y por leer! ^^
Un besazo, Pao :D
Siento haber tardado tanto en comentar, pero he estado de campamento.
ResponderEliminarNo sé cómo describir este capítulo, la verdad... Las descripciones son geniales, y lo de Moses me ha dejado flipando... Ahora mismo leo el resto de los capítulos.
Por cierto... ¡Eres la ganadora del concurso de relatos de mi blog! Enhorabuena y muchas gracias por participar :))