Nos quedamos en
silencio. Él me va lavando las heridas cuidadosamente, quitando suciedad de
ellas. Escuece, pero no me quejo. De vez en cuando pide que saque una pierna
del agua, por ejemplo, para poder examinar y limpiar. Cuando considera que estoy
lo suficientemente desinfectada, me pide que me levante y salga de la bañera.
Le hago caso, y alcanzo una toalla grande antes de que la coja él, porque es un
hada y es demasiado peso para un cuerpo tan ligero y pequeño como el suyo. Vale la
pastilla de jabón, y vale que me limpie; pero nada de sobreesfuerzos.
Me seco con la
toalla rápidamente, no me gusta quedarme envuelta en ella porque luego tengo
más frío al salir. Me seco el pelo un poco, y como siempre queda revuelto y
lleno de pequeños picos por todas partes, sobre todo a los lados. Me miro en el
espejo de cuerpo entero que hay a mi derecha. Tengo heridas que siguen abiertas,
pero la sangre apenas se ve sobre mi piel oscura. Mi cabello rubio claro, ahora
humedecido, destaca sobre el resto de mi cuerpo; al igual que mis ojos azules.
Tengo un cuerpo atlético, fuerte, soy alta, de espalda ancha y pechos
voluminosos, y a pesar de todo esto tengo atractivas curvas de mujer.
Mis pómulos se marcan,
tengo unos labios grandes y carnosos, y una nariz ancha; rasgos típicos de mi raza.
Mis encías, en vez de ser rosadas, son levemente marrones, y tengo los dientes
un tanto amarillentos. Además de todo esto, las cicatrices decoran mi cuerpo
por bastantes partes.
Me fijo, de pronto,
en mi brazo izquierdo, enteramente metálico. Paso la mano derecha por él,
intentando notar los dedos acariciar la superficie, pero sólo siento el tacto
del metal. Muevo los dedos de la mano, tratando de notar el movimiento, pero es
como mover un miembro dormido. No sé exactamente cuánta fuerza tengo que
aplicar al coger objetos o al darle una palmadita en la espalda a alguien.
Detesto mi brazo metálico. Lo detesto.
Estoy empezando a
plantearme arrancarlo, como he querido
hacer en otras ocasiones, cuando Domine dice:
- War, voy a aplicar
magia curativa.
- Como siempre,
Domine, como siempre - digo, sonriendo levemente y mirándole con cariño.
Él también sonríe un
poco, y después cierra los ojos y frunce el ceño. Noto sus pequeñas manos
apretando un solo dedo de mi mano derecha, y después siento un agradable calor
emanar de ellas. El cuerpo de Domine empieza a iluminarse en un color
anaranjado, y después esa luz me empieza a envolver lentamente a mí también.
Me fijo en una de
mis muchas nuevas heridas, una que hay en mi brazo. Cuando la luz llega a ella,
empieza a recuperarse con una rapidez pasmosa. Puedo ver cómo se cierra, cómo
deja de sangrar, cómo la piel se vuelve a unir.
Siento que floto,
aunque no lo hago, y también siento como la luz acaricia mi piel. Me recorren
placenteros escalofríos, y una templada sensación de tranquilidad empieza en mi pecho
extendiéndose por mi cuerpo hasta ocuparlo en su totalidad.
Sin que pueda
evitarlo, cierro los ojos y empiezo a respirar con lentitud, disfrutando de la
paz que me llena. Esto, tener a Domine sanando mis heridas, es una de las cosas
que merecen la pena tras una batalla. A parte de la mera victoria, por
supuesto.
Entonces, empiezo a
notar como el calor de la magia y la paz que trae consigo empiezan a
desaparecer. Noto de nuevo mis pies en el suelo, las pequeñas manos de Domine
tocando mi dedo. Le miro: está empapado en sudor, tiene el ceño fruncido y la
piel muy pálida. Me preocupo puesto que pocas veces le he visto así, y estoy a
punto de decirle que pare cuando él aparta sus manos y deja de curarme. Noto
una última y pequeña oleada de calor, y luego la sensación me abandona
rápidamente.
Domine aletea un
poco y luego para. Empieza a caer, pero le cojo con mi mano izquierda. Él se
sienta, llevándose una mano a la cabeza.
- ¿Estás bien? - le
pregunto, caminando hacia mi cama.
- No, no muy bien.
Hoy has venido con muchas heridas - contesta. Intenta levantarse mientras dice
no sé qué de revisarme, pero se lo impido poniéndole mi dedo pulgar metálico en
la cabeza.
- No, pequeño,
tienes que descansar - le digo - No quiero que la mejor hada curativa de todo
el Coliseo y probablemente todo Pangea esté fatigada - le cojo suavemente de la
túnica corta que lleva puesta y le poso sobre mi almohada. Él se tumba,
exhausto.
- ¿Y si hay una
herida que no se ha cerrado bien? - pregunta, mirando al techo.
- Bueno, es sólo
una, no me va a pasar nada - me tumbo a su lado, con cuidado de no aplastarle
con la cabeza o taparle con el pelo. Es entonces cuando me doy cuenta de que
estoy completamente seca. Siempre se me olvida que la energía curativa seca la
piel y el pelo.
Cierro los ojos. A
pesar de la curación, estoy cansadísima. Necesito dormir para recuperar vida y
energía. Lo necesito… Empiezo a pensar en los pocos niveles que me quedan para
llegar al doscientos, y sonrío. Mi meta es el nivel trescientos, después de ése
nivel abandonaré el Coliseo y buscaré por mí misma a Gabriel por toda Pangea.
Todos los anteriores jugadores que le han buscado hasta ahora son unos
inútiles. ¡Y pensar que hay jugadores que lo llevan buscando desde que se creó
del juego y no le han encontrado! Bah, ineptos. Yo, War, me pasaré la primera y
supuestamente imposible misión del juego, y una vez más la gloria y la fama
caerán sobre mí.
Lo que se necesita
es ser de un buen nivel y estar muy bien preparado. Por supuesto, Domine vendrá
conmigo. Yo atacaré a todo lo que se me ponga por delante y lo mataré, y él curará
mis heridas. Así, los dos, juntos, llegaremos hasta Gabriel, le salvaremos, le
traeremos de vuelta a con su esposa Hell, y desbloquearemos la segunda misión.
Empiezo a imaginar
la fama y el reconocimiento que alcanzaremos cuando oigo unos golpes en mi
puerta. Seguidamente, uno de los guardias dice:
- ¡War, la
entrevista es en diez minutos! ¡Tienes que ir a la sala de prensa!
Gruño. No me gustan
las entrevistas, pero son necesarias. Domine parece intuir mi estado de ánimo y
dice:
- No tienes por qué
ir…
Le miro. Está
tumbado bocabajo, con su pequeña cabeza hundida en la almohada y las alas en
reposo. Se nota su agotamiento.
- Sí que tengo que
ir. Tengo admiradores con ganas de saber de mí - digo, y me levanto. Veo que él
empieza a aletear para venir conmigo, pero pongo un dedo entre sus dos alas, en
la espalda, para no tocarlas, y le digo - No, tú quédate aquí descansando.
- Pero tus heridas…
quizá haya alguna que no haya cerrado bien y tenga que coser… - dice.
- Tengo vendas, y me
encuentro perfectamente - miento. No me encuentro perfectamente. Estoy cansada,
necesito dormir y dejar El Juego entre cinco y ocho horas, pero también tengo
que ser entrevistada. Todo sea por la fama.
Voy hacia el baño de
nuevo y empiezo a vendarme las pocas heridas que han quedado un tanto abiertas
mientras pienso que mañana apareceré en las revistas especializadas en El Juego,
y que hoy, en directo, apareceré en Pangea TV, y en ése canal especializado en El
Juego que hay en la televisión del mundo real.
Siente la fama, War,
siéntela.
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Muchas gracias a Vocare Ad Regnum y Moonlighting Uchiha por comentar. También gracias a todos los que me comentáis en privado, como siempre; y a los que sois tímidos y leeis pero no comentáis. Con el ánimo y apoyo de todos conseguiré cumplir mi sueño de publicar Sangre sobre el pan :)
Bua.. a esta gente le va lo sado joder...
ResponderEliminarEs que es perfeeeeeeecto. Has creado algo que es una maravilla, de verdad. Cada detalle, cada sentimiento, cada pequeño y diminuto rincón del mundo que has creado... Es increíble. Y me encanta, hasta el infinito y más allá.
ResponderEliminarY... bueno, esas cosas. Tu fangirl se va al siguiente capítulo xD
Garonne
AIIISH >O< Bueno, con ese comentario me has hecho sentir que el proceso de creación de todo (aprox. un año) valió absolutamente la pena. Me alegra que te fijes en las pequeñas cosas, en serio T^T Están ahí por algo. Al igual que me alegra que te encante :3
EliminarY jopé, FANGIRL. Eso son palabras mayores xD
Nuevamente, muchas gracias por comentar y leer ^^
¡Un besazo!
Es asdfghjkl *------------*
ResponderEliminar¡Me encanta!
Menuda historia, madre mía.
Es que todo es especial. Nunca he leído algo así y me sorprende que me guste este tipo de historias, no soy mucho de leer cosas violentas (por así decirlo), pero es que me has enganchado y ¿qué llevo? Dos capítulos.
Es muuuuuuuuuuy genial.
PD: Qué mono es Domine, de verdad.
Un beso,
Ara.