Capítulo 3: Hunger, su hogar, España (Segunda Parte)

En mi cuarto cojo unos pantalones vaqueros negros, unos calcetines, unos gayumbos limpios y una camiseta cualquiera puesto que todas las que tengo me encantan. Voy al baño, me doy una buena ducha, me lavo con cuidado los dientes y me pongo desodorante de spray. 

Me miro al espejo. Soy un chico flaco, se me marcan un poco las costillas y no es que sea alto. Además no se puede decir que sea guapo, porque no lo soy. Mis pómulos están hundidos y tengo el rostro levemente chupado hacia dentro, aunque al tener el rostro más bien cuadradote provoca que la mandíbula inferior se me marque, cosa que me gusta de mi cara. Creo que me da cierto atractivo.

Mis ojos son color miel. No “color miel” de marrón, como dice mucha gente para intentar hacer creer que sus ojos son exóticos, los míos realmente son de color miel. Mi cabello es castaño, y lo cuido mucho. Me gusta mi larga melena de heavy. Me siento orgulloso de ella.

Me sonrío un poco. Venga, tío, tampoco estás tan mal. Vale, tienes problemas de estómago y eso te provoca vómitos que acaban en yagas en la boca y cortes en los labios, pero no eres feo, y tampoco eres bajo. Eso son puntos a tu favor. Además, eres callado pero simpático, y algún día tu extraña e inclasificable enfermedad se curará, tendrás un cuerpo sexy-sexy, dejarás de vomitar y conseguirás una novia guapa y que te quiera.

Una novia… Pero no me vale una novia cualquiera. Desde pequeño, he querido una novia para siempre. Una chica a la que amar por encima de mí mismo y mi vida, y que ella me ame de mismo modo. Mi media naranja, mi otra parte del alma… lo que sea, pero la quiero y la necesito, y sé que hasta que no dé con ella no seré completamente feliz.

Suspiro y me empiezo a vestir. Cuando me he puesto la ropa interior y los pantalones, trato de quitar todos los enredones del pelo haciéndome el menos daño posible.Cuando está completamente peinado, también se ha quitado su humedad. Estamos en verano, es normal. Me pongo la camiseta, saco el pelo que ha quedado debajo para que caiga a mi alrededor y camino a mi cuarto. Me pongo unos calcetines de ésos que traspiran y unas deportivas negras tó chulas.

Finalmente, estoy listo. Le escribo una nota a mi padre para que cuando llegue a casa sepa que he salido. Le digo que volveré a lo sumo a las once de la noche. Tengo dieciséis años y soy heavy, sí, pero no por ello soy problemático y rebelde.

Antes de salir, meto en mis bolsillos algunos medicamentos, algo de dinero, las llaves y el móvil, al cual conecto unos auriculares para escuchar música en el autobús. Me pongo las gafas de montura metálica y con forma rectangular, y los auriculares en los oídos. Enciendo el reproductor de música en modo aleatorio y salgo de casa, cerrando la puerta tras de mí.

Me siento bastante animado, y dolor de estómago me dará una tregua durante unas horas por la pastilla, así que aprovecho para ir deprisa. No tardaré mucho en llegar, pero me gusta ir rápido cuando me encuentro bien, me hace sentir fuerte y enérgico, algo que en pocas ocasiones soy.

Salgo de mi edifico y el sol me golpea en la cara. Joder, necesito unas gafas de sol graduadas. Además hace bastante calor, pero bueno, al menos así se me terminará de secar el pelo.

Camino unos cuantos metros hasta llegar a la parada del autobús, en la que gracias a Odín hay sombra. Antes de sentarme en el seguramente caliente banco de la parada, me asomo para ver si viene el autobús. Parece que se ve algo a lo lejos, pero es una parada por la que pasan varios autobuses, así que decido sentarme y ya lo veré cuando esté cerca.

Sentarme sólo me sirve para prácticamente quemarme el culo porque lo que se veía era mi autobús, así que subo, pago el billete sencillo y me siento en uno de esos sitios dobles del fondo, en el lado de la ventana. Total, me bajo en la última parada.

Estoy tranquilamente mirando a la calle y escuchando guitarras cuando me viene una arcada. Me encojo un poco sobre mí mismo y llevo la mano a la boca inmediatamente por si vomito, pero no siento subir nada. Por si las moscas, mantengo la postura un rato. Mala idea, las lágrimas acuden a mis ojos. Me siento repentinamente inútil y débil. Siempre con mi problema de estómago sin solución, siempre con vómitos y siguiendo una dieta estricta, siempre con dolor de tripa y de garganta producido por tanto vomitar, siempre con yagas en la boca y cortes en los labios, siempre tan flaco y débil. Estoy cansado de vivir así.

El hombre adulto con gorra que tengo al lado me pone la mano en el hombro y me pregunta si estoy bien. Cierro los ojos, tomo aire y me incorporo. Sonrío un poco y le contesto que sí, que me mareo mucho en los medios de transporte. No me apetece contar mis problemas a completos desconocidos.

El tío sonríe y dice que tiene chicles, que quizá me hagan sentir mejor. Rechazo su oferta y vuelvo a mirar por la ventana. Doy gracias porque el día es soleado y no gris, eso hace que mi ánimo suba más rápido; además he quedado dos personas seguramente interesantes, y una de ellas una chica. ¿Y si Blasphemy resulta ser el amor de mi vida? Espera, espera… Ella ha dicho "un jugador", pero quizá se refiera a otra chica, en ningún momento ha especificado género. Noto mi corazón acelerarse. Quizá sea ella a la que busco, quizá ella sea el amor de mi vida, esa posible chica… Porque Blasphemy… no sé, creo que habría sido todo más especial si fuera ella. O quizá esa idea sea sólo lo que espero de tanto ver películas estadounidenses donde todo es perfecto. 

Suspiro. Supongo que el amor de mi vida no aparecerá a una edad tan temprana como los dieciséis años, aparecerá más tarde, cuando haya estado con más chicas, cuando tenga experiencia en el amor, porque hasta ahora todo ha sido que me guste alguna o liarme con aquella otra. Amor, lo que se dice amor, no ha habido.

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Bien, esta vez tengo que explayarme aquí abajo.

Primero quiero agradecer a Wambie el haber publicado mi relato en su página, lo que me ha

proporcionado más seguidores, más visitas y más comentarios de los que ya tenía, cosa que me hace feliz.

Segundo, comentar algunas cosas. Bien, sé que se parece a Los Juegos del Hambre (en principio)

pero la verdad es que la idea surgió en mi cabeza antes de que yo supiera de la existencia

de esa saga de libros xD

También quiero agradecer a los tres anónimos, a Carla, a Pao D'Cid, a Moonlinghting Uchiha y a 

Sara Menéndez que hayan comentado. Eso precisamente, los comentarios, me animan a 

seguir con este proyecto :) Muchísimas gracias a todos por elogiar y seguir lo que hago. Espero

de corazón que sigáis leyendo Sangre sobre el pan, que se lo paséis a gente que creáis pueda

interesarle y que, incluso, sigáis la página de tuenti (sí, existe, aquí el link: http://www.tuenti.com/#m=Page&func=index&page_key=1_2632_63399840 )

Bien, después de haber dicho todo esto creo que no me queda nada más que añadir. Nuevamente 

gracias a todos, icluidos aquellos que me comentáis qué os parece en privado. Espero más comentarios :)

¡Hasta el siguiente miércoles!